Cada verano miles de turistas, tanto nacionales como extranjeros, deciden visitar la localidad de Chiclana de la frontera para disfrutar de sus extraordinarias prestaciones vacacionales. Sin embargo, y en contra de lo que piensan muchos, la oferta turística chiclanera va mucho más allá del consabido turismo de sol y playa, ya que, a pesar de contar con excelentes equipamientos en este sentido, la ciudad de Chiclana tiene mucho más que ofrecer a quienes la visitan.

Comenzando por la belleza de su centro histórico, que está plagado de monumentos y edificios emblemáticos que visitar, y continuando por su sensacional gastronomía, que constituye uno de los pilares fundamentales de la oferta turística local, habría que tener en cuanta también la creciente oferta de actividades culturales y deportivas que cada año se suman al cartel chiclanero.

Una de las iniciativas más interesantes que se está llevando a cabo en este sentido es la recuperación de las salinas como reclamo turístico. Estas explotaciones, de una belleza natural sublime, fueron en su día el sustento de muchas familias y uno de los principales motores económicos de la región.

En la actualidad se está haciendo un esfuerzo por recuperar las salinas que fueron abandonadas al perder su rentabilidad para convertirlas en instalaciones en las que los turistas puedan conocer de primera mano los procesos artesanales de extracción de la sal. Y lo cierto es que este tipo de actividades están experimentando un aumento considerable en la afluencia de público, ya que las salinas de Chiclana reciben una media de 12.000 visitantes al año.

La Delegación de Medio Ambiente y el Centro de Recursos Ambientales del Chiclana están desempeñando un papel fundamental para la puesta en valor de esta atractiva actividad turística con la organización de talleres y excursiones en las que los visitantes pueden vivir en primera persona los placeres y fatigas de los antiguos salineros, imitando los procedimientos artesanales de extracción de la sal.