Siempre se ha dicho ‘no sabes ni hacer un huevo frito‘, como si fuese tan fácil… vamos a ver algunos consejos para mejorar la manera de freír un huevo. Confieso que es una de mis platos favoritos, que vale hasta para realizar un desayuno fuerte, siempre y cuando luego te vayas al campo a plantar patatas o algo así (es muy energético).
Lo primero es utilizar una sartén pequeña y honda – fundamental -, que además solo debe de usarse para este cometido.
Hemos de utilizar huevos muy frescos, mejor si son de granja. Para comprobar si un huevo es fresco lo sumergimos en un recipiente con agua y si se queda en el fondo en posición horizontal está perfecto. Si se levanta un poco, se puede consumir y si flota, debemos descartarlo.
Utilizar aceite de oliva virgen extra de calidad, y llenar la sartén hasta dos tercios de su capacidad.
Ingredientes
- 8 Huevos frescos de granja
- 4 Cebollas medianas
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Elaboración
Pelar y cortar las cebollas en aros, freírlas en aceite caliente hasta que estén un poco doradas y reservar, dejándolas escurrir sobre papel secante.
Calentar la sartén que tenemos preparada para los huevos hasta que comience a humear. Cascar cada huevo en una taza para mayor comodidad. Verterlos de uno en uno o de dos en dos en la sartén. Depositar un poco de sal alrededor de la yema para que esta parte del huevo se cuaje de manera adecuada (contiene unas proteínas diferentes).
Con la ayuda de una espumadera regar la clara rápidamente para que se haga bien, respetando la yema que deberá quedar líquida. Cuando veamos que la clara está hecha y se ha dorado su borde exterior (las puntillas), escurrir bien y unirlo a la cebolla.
De manera opcional se pueden freír unos ajos junto con la cebolla, si nos gusta su intenso sabor.
Extraído del libro ‘La cocina tradicional en Chiclana’
Huevos fritos con cebolla y un trozo de pan buen desayuno