Entre el toreo y el flamenco. Así pasó su curiosa vida Juan José Jiménez Ramos, conocido en Chiclana de la Frontera como “Tío José El Granaíno”. Banderillero en las cuadrillas de famosas figuras del toreo en la villa y en la provincia gaditana -desde el gran “Paquiro” a “El Lavi” o “El Chiclanero”-, se movió mucho tierras gaditanas (aunque su nacimiento, como veremos más adelante, todavía no está del todo esclarecido: en unos sitios se apunta que era de Granada, mientras que para otros es considerado vecino de Sanlúcar de Barrameda o de la propia Tacita de Plata). Francisco Orgambides cita a Antonio Escribano, quien por lo visto aportó una partida de nacimiento que rezaba lo siguiente: había venido al mundo en Chiclana y había sido bautizado -en la iglesia de San Juan Bautista- como Juan José Jiménez Ramos, un 3 de agosto de 1818.
Uno de sus biógrafos, José Blas Vega, ha reconocido que existe poca información en torno al cantaor-banderillero. “Debió de nacer sobre principios del siglo XIX. Respecto al lugar de nacimiento hay dos teorías principales: una la que sostienen los granadinos que, basados en su sobrenombre […] y en el dato biográfico que aporta José María de Cossío en su obra Los Toros, lo hacen natural de Granada […] Aurelio de Cádiz dice que se crió en el barrio de Santa María, donde se le conocía bien. Sobre su apodo dicen que es motivado porque una vez retirado de sus faenas toreras vendió frutas y granadas, aunque ya lo usó en su trayectoria taurina. Lo que parece cierto es que la mayor parte de su vida la pasó entre Sanlúcar de Barrameda, Cádiz y Chiclana de la Frontera”, apunta este flamencólogo.
En 1852 sufrió una grave cogida en Barcelona que, según Cossío, finiquitó su carrera taurina, puesto que le mermó sus capacidades físicas. Sin embargo, Orgambides recoge el testimonio en su blog de un escritor peruano, Ismael Portal -duque de Veraguas-, de finales del siglo XIX. Éste afirma que en 1858 llegó a Lima el torero gaditano Manuel Díaz Lavi, y que lo hizo acompañado de su cuadrilla: en ella figuraba Juan José Jiménez Ramos. Parece ser que estuvo en activo una temporada más, si bien el episodio barcelonés le había dejado especialmente tocada la pierna izquierda. Portal asegura que los restos del torero y cantaor reposan en la capital de Perú, si bien este último punto tampoco está confirmado.
Lo que sí se conoce es que el propio Tío José, viéndose sustituido en la cuadrilla de “El Chiclanero” por otro banderillero “El Cuco”, empezó a componer letrillas por caracoles como ésta: “Nicolasillo y Capa/ son dos sujetos/ que vestío de estudiantes/ causan respeto,/ pero le falta/ un clarinete/ y a Colás la flauta./ Vámonos, vámonos,/ al Café de la Unión,/ donde están el Chiclanero,/ Cúchares y Juan León”. Fue a partir de ahí cuando, en palabras de Vega, se le empezó a adjudicar la paternidad (o divulgación) “de diversos cantes de Cádiz y los Puertos, como el mirabrás, los caracoles, incluso las romeras y los curiosos torrijos del Granaíno, citados por José Navarrete en 1895”.
Aportaciones flamencas
Y es que el misterio rodea la biografía de este curioso personaje, uno de los más singulares en la historia del flamenco relacionados con Chiclana. Conocido como José “El Gaditano” y José “El de Sanlúcar”, se le atribuye la creación de cantiñas como los caracoles y el cante por caña. Su inspiración partía de las canciones populares y los pregones que escuchaba, que agregó a cantes como el mirabrás o los caracoles -este último, procedente de una canción republicana, según Juan Vergillos Gómez, quien se refiere a la particularidad del baile, tradicionalmente femenino-. El parentesco de este último palo con los caracoles (así como con la romera y otras cantiñas que vienen a continuación) es más que notable, en opinión de los entendidos.
Este mismo autor trae a colación al Tío José a cuenta de los caracoles, y escribe en “Conocer el flamenco: sus estilos, su historia” (2002) que éstos son un cante barroco y de exhibición cuyo origen se remonta al siglo XIX. El ‘chiclanero’ habría sido, igualmente, responsable de su “flamenquización”; son, “como el mirabrás, una larga sucesión de versos de distinta medida, en una melodía parecida a aquél”. Siguiendo con Vergillos, otra de las creaciones atribuidas al prolífico cantaor fueron las romeras -o la romera-, de temática “más rural”, anteriores a otras cantiñas. Así pues, una cosa está clara: Juan José Jiménez Ramos, “Tío José El Granaíno”, tuvo por lo menos dos vidas. En la torería de Chiclana, y en los cantes de Cádiz.
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