“[…] el río Sancti Petri es muy profundo y está defendido en su boca por un castillo roquero,
la llave naval de la isla. Es el lugar del famoso Templo de Hércules y fue llamado por los
moros ‘el Distrito de los Ídolos’. Los restos que el mar no se llevó fueron usados por los
españoles a modo de cantera. Parte de sus cimientos fueron vistos en noviembre de 1755,
cuando se retiraron las aguas por causa del maremoto…”.


El hispanista Richard Ford, escritor y viajero inglés, escribió en estos términos sobre el Castillo e Islote de Sancti Petri en su famoso “Manual para viajeros por España”, publicado en el Londres de 1844. Ford, como tantos otros coetáneos suyos, representó aquella búsqueda del orientalismo de influencia árabe que nuestro país simbolizaba para ciertos viajeros románticos de la época (como el francés Théophile Gautier o el estadounidense Washington Irving). Son estas impresiones de Ford acerca de “las cosas de España” las que Javier A. Richard ­fundador de la Asociación Española de Amigos de los Castillos en Cádiz y divulgador de historia­ recoge en su “Historia de la isla de Sancti Petri” (2007). Paisaje bello y evocador de pioneros y colonizadores, puede contemplarse desde la costa de Chiclana de la Frontera (precisamente el islote y el castillo que se levanta sobre él). Es posible disfrutar de visitas guiadas al castillo de Sancti Petri, de hecho hay distintas opciones para desplazarse hasta allí a lo largo del día. Aunque la vista del fuerte, desde la lejanía durante el crepúsculo, es de una belleza espectacular, deudora de siglos y siglos de historia y aventuras.

Según cuenta Richard en su libro, el islote de Sancti Petri sería ­geológicamente hablando­ un resto de Atlántida, el continente mítico que Platón menciona en sus Diálogos (escritos en el siglo V a. C.). Las islas Azores o las Antillas serían igualmente parte del vestigio del continente cuyo hundimiento se relaciona con la desaparición de una civilización que ha sido una auténtica obsesión para investigadores de todo pelaje: historiadores, geólogos, submarinistas, paleontólogos, arqueólogos e incluso visionarios ocultistas. El islote contaba con un santuario dedicado a Heracles (Melkart para los púnicos, Herakleion para los griegos o Hercules Gaditanvs para los romanos). Herodoto se refiere a él en su Historia del siglo V a. C., mientras que Estrabón ­dentro de la tradición clásica, igualmente­ lo sitúa en su Geografía del siglo I a. C. cuando habla de Gadir (fundada en en el año 1100 a. C., en tiempos de la Guerra de Troya).

La isla de Kotinoussa (el actual Islote de Sancti Petri) se convirtió en un enclave muy popular en la Antigüedad Clásica. Su oráculo ­tan importante en su propia creación, tal y como el citado Estrabón cuenta: fue un oráculo el que llevó a los navegantes fenicios hasta las costas gaditanas­ poseía un gran predicamento en todo Occidente. Aquello hizo que numerosos personajes relevantes del mundo antiguo pasaran por allí.

El santuario de Melkart ­o Melqart­ fue el centro más conocido de la colonia gaditana, y estaba consagrado a una divinidad siria (fenicia a posteriori) que presentaba el aspecto guerrero y navegante del dios Baal (el hijo de dios, venerado por otras civilizaciones antiguas, como la babilonia o la caldea). El culto a Melkart provenía de Tiro, pero se repartió por los distintos asentamientos fenicios, viviendo su gran fiesta durante la primavera (con grandes hogueras sagradas). Una de las colonias donde se asentó la tradición fue la de Gadir, claro. Richard narra que la devoción a Melkart continuó con los romanos: desde la época de César Augusto hasta el período de Trajano (cuando fue admitido como deidad romana oficial).

Eso sí, éstos lo identificaron con Hércules. Los griegos, con Heracles. Entrando en detalles acerca del templo dedicado al dios romano ­en relación con su aspecto exterior e interior­, lo cierto es que prácticamente se desconoce. Algunos lo relacionan con un santuario de características similares: concretamente el de Kritias, levantado algo después en Chipre (alrededor del año 800 a. C.). Filóstrato, autor del celebérrimo tratado Imágenes en el siglo III d. C. ­el antecedente de las enciclopedias para niños, puesto que realizaba descripciones de obras artísticas y monumentos basándose en pinturas griegas­, especificó que no había imágenes de culto. Esto era debido, probablemente, a la inclinación semita por la iconoclastia: lo contrario a la veneración de la imagen.

El Castillo

Por su parte, el Castillo de Sancti Petri (Bien de Interés Cultural, y construido entre los siglos XVI y XVIII) se alzó encima del famoso santuario, tan ligado a Hércules que se dice ­ incluso­ que el dios romano realizó uno de sus 12 trabajos en este territorio, a saber: el robo del ganado de Gerión, así como el de las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Fortificar la costa gaditana se convirtió en una prioridad durante los reinados de Fernando VI y Carlos III: la llamada “piedra ostionera” de que estaba formado el islote de Sancti Petri fue la que se utilizó en las construcciones defensivas, así como en buena parte de los edificios oficiales cercanos, escribe Richard. El islote hizo las veces de cantera. Por otro lado, su función principal fue proteger a la Bahía de Cádiz de posibles incursiones de navíos ingleses, berberiscos… Y piratas.

En 2010, de cara a la celebración ­dos años después­ del bicentenario de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 (conocida popularmente como La Pepa), el castillo fue sometido a un proceso de restauración. Curiosamente, la necesidad de una actuación urgente en el castillo data ¡de 1867! Un fuerte temporal había perjudicado seriamente la fortificación, de ahí que el capitán de la guarnición ­Juan Manuel Lumbrera­ pidiese a sus superiores “la cantidad de 4.070 escudos para poder acometer obras de urgencia”, según narran los responsables de la obra que ha tenido lugar 150 años después aquí, en la Revista de Obras Públicas. Se trata, sin duda, de una deuda demasiado larga con la historia, afirman.

El faro del monumento ­que data de 1918 y tiene un alcance de 12 millas­ se encuentra situado a 15 metros sobre los cimientos del castillo. Junto a éste, además, hay sumergidos restos de dos navíos que naufragaron. El sueco Sverige, en 1783, y el francés Fougueux, en 1805. Son muchos los relatos y mitos que hay en torno a este territorio tan antiguo, de ahí que aprovechar las excursiones al castillo de Sancti Petri significa adentrarse en un mar de historias, como el de Harún.

Visitar el castillo de Sancti Petri

¿Se puede acceder en barco al Castillo de Sancti Petri? Por supuesto que sí. Las empresas turísticas de la zona lo ponen facilísimo: embarcaciones a motor, barcos de vela, canoas o kayaks… Amantes de los deportes náuticos, del piragüismo, del mar y de las civilizaciones antiguas ­estos últimos, por descontado­ tienen la oportunidad de adentrarse en las marismas de la zona, o de acercarse al que fue santuario de Hércules. Se trata de una manera magnífica de disfrutar del turismo deportivo y cultural, ¡al mismo tiempo! Conocer la zona en piragua es muy divertido, y recomendable si se viaje incluso en familia: la travesía se puede hacer con niños. La exigencia física es leve, puesto que se realizan distintas paradas antes de alcanzar el islote; es un paseo apto para todos los públicos. Cuando la marea está baja, existe la posibilidad de ir andando hasta el castillo. Aunque el paseo en barco, por el mero hecho de navegar, resulta una experiencia tan grata como encantadora.

Decía Agustín de Horozco ­historiador de Cádiz del siglo XVI­ que las aguas que rodeaban la isleta y el castillo contenían lenguados, salmonetes, pampanas, robalos, sargos, lisas, sábalos, albures y dentones “en abundancia”. Lo cierto es que continúa siendo un lugar de peregrinación para los aficionados a la pesca en el castillo de Sancti Petri. ¿Y qué peces se pueden capturar actualmente? Los entendidos aseguran que en estas aguas circulan especies como la mojarra, el sargo, el bocinegro, la lubina, la palometa, los pargos, etcétera. En cuanto a las técnicas de pesca utilizadas en la zona, dicen que es ideal para fondear o curricanear.

Las visitas guiadas al castillo de Sancti Petri adquieren una significación especial cuando se piensa en muchos de los personajes que pisaron el suelo del templo hercúleo: Asdrúbal (apodado El Bello), yerno del padre de Aníbal Barca (estaba casado con una hija suya), gobernador de Iberia a la muerte de éste y fundador de Cartago Nova (más conocida hoy como Cartagena). Existe, de hecho, una calle en el barrio de Novo Sancti Petri en honor del político y general cartaginés, que fue asesinado en el año 221 a. C., cediendo el poder a Aníbal, su cuñado. Antes, colaboró con su suegro en las campañas militares para ocupar el sur y el este de la península Ibérica. Se dice que este último arribó al santuario a bordo de una embarcación de seis remeros y con una vela cuadrada. El estadista cartaginés llegó al islote en el año 218 a. C.

El Puerto Deportivo es el punto de partida hacia el islote, si se quiere visitar el rehabilitado castillo de Sancti Petri (los lunes es de acceso gratuito). Excelente lugar donde rememorar episodios históricos de calado nacional, como la Batalla de Chiclana ­llamada también Batalla del Cerro o de la Torre del Puerco, y Batalla de La Barrosa­, a comienzos de 1811. Y es que las tropas españolas dispusieron su artillería en el castillo y en el Fuerte de Urrutia, con el fin de barrer a los invasores franceses.

No fue el único episodio bélico ocurrido en tiempos decimonónicos: en 1820, el levantamiento del general Riego dio comienzo a una nueva acción bélica en Sancti Petri. La bandera constitucionalista gaditana llegó a ondear en el castillo, que fue asaltado un 13 de septiembre por las tropas del Duque de Angulema ­hermano del rey de Francia Luis XVIII, enviado por el Congreso de Verona para reponer al absolutista Fernando VII­. Los franceses se impusieron. Tan buen recuerdo guardaron de la gesta que bautizaron con el nombre de “Sancti Petri” a uno de sus navíos de guerra.

Al participar en una de las excursiones al castillo de Sancti Petri, resulta de enorme interés mirar hacia estos pasajes de la historia, y adquirir consciencia del alcance que tuvieron: ya sea en la Antigüedad, en la Edad Media o en la Edad Moderna, han sido de enorme relevancia para el devenir de nuestro propio país. Fue un islote donde se asentaron distintas civilizaciones ­primitivas y clásicas­, en un conjunto arquitectónico que evolucionó, si bien siempre ha estado integrado en un espacio natural de enorme valor para Chiclana de la Frontera.

Address

Address:

Islote de Sancti Petri

GPS:

36.3800169, -6.220174799999995

Telephone:

-

Email:

-

Web:

-

Opening Hours

Monday

-

Tuesday

-

Wednesday

-

Thursday

-

Friday

-

Saturday

-

Sunday

-

Los lunes, el acceso al Castillo de Sancti Petri es gratuito.