El alcornocal chiclanero se concentra en el llamado Pago del Humo, pedanía una formación boscosa en la que se concentra el alcornoque (Quercus suber)
Como los restos arqueológicos, las herencias naturales son motivo de alegría en cualquier población preocupada por el medio ambiente que se precie. Si hablamos de especies arbóreas en general, y de Chiclana de la Frontera en particular, hay que prestar una atención especial al alcornoque. Un árbol que ha estado perdiendo peso en los suelos de la localidad durante años. Por un lado, debido a la necesidad que los lugareños tenían de utilizar la tierra para labranza; por otro, porque se destruyeron en su momento valiosas comunidades alcornocales naturales (se le dio prioridad a los pinos resineros y eucaliptos, debido a su alto rendimiento maderero). Actualmente, el alcornocal chiclanero se concentra en el llamado Pago del Humo, pedanía localizada a 72 metros por encima del mar, incluida en el distrito este (junto con Dehesa de la Boyal, La Raya y El Carrascal). Es allí donde se encuentra el alcornocal que lleva ese mismo nombre, una formación boscosa en la que se concentra el alcornoque (Quercus suber); y donde los chiclaneros suelen tener su residencia campestre, además.
Antiguo terreno de pastos, ya aparece en algún documento oficial del siglo XIX -de 1863, concretamente- como Llanos del pago del Humo, “propios de Chiclana”, según las decisiones y sentencias recogidas por el Consejo de Estado. También lo cita el académico Sebastián Miñano y Bedoya en el “Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal” (1826-1829), que se refiere a este paraje como venta. Otras zonas de alcornocales son los Cerros de Camila y las Lomas de Junco Real, que representan cierto reducto donde se mantienen las masas de alcornoques.
El alcornoque
El alcornoque -denominado igualmente chaparro- pertenece a la familia de las Fagáceas. Árbol grande (es capaz de alcanzar los 25 metros de altura), posee un tronco cubierto de una capa gruesa, el corcho; sus hojas son coriáceas (parecidas al cuero), tomentosas por el envés y con caída generalizada en el momento en que nacen las nuevas (cosa que sucede a mediados de primavera). La sequía puede afectar a esta especie, hasta el punto de provocar la pérdida de su follaje, totalmente. ¿Y por qué hay alcornoques por aquí? Pues porque la zona litoral atlántica es una de las que mayor concentración de árboles de este tipo tiene, entre otras. A ellos, los alcornoques, les van los sustratos silíceos duros o sueltos, como las arenas; la zonas con piso bioclimático termo y mesomediterráneo.
Según el Compendio de Cartografía y Estadística de 2001 (de la Consejería de Medio Ambiente), que recoge el Diagnóstico Ambiental de Chiclana de la Frontera, hay un dominio del alcornocal en Chiclana, si bien “la intensa alteración del bosque por parte del hombre en especies de rápido crecimiento para su explotación y rendimiento” originó “una importante superficie agraria, así como extensas repoblaciones de Pinus pinea”. Las superficies de alcornoque se localizan al sureste del municipio (no superan las 100 hectáreas).
Las formaciones vegetales -en este caso el alcornoque, pero igualmente las superficies de pinares-, así como los ecosistemas asociados a marismas, lagunas y riberas, dunares y pastizales, tienen sus consecuentes “habitantes”. Así, las especies detectadas en estos territorios chiclaneros conforman una numerosa avifauna paseriforme: escribanos, alondras, cogujadas, tarabillas, alcaudones y cernícalos comunes. Asociada a la presencia de ganado, la garcilla bueyera (Bubulcus ibis) es abundante; eso sí, por su interés cinegético, destaca como especie la perdiz (Alectoris rufa).
El corcho en Cádiz
El corcho está muy unido a la comunidad andaluza de alcornocales, que en 2014 generó unos 129.000 jornales -con la extracción de tres millones de kilos de corcho, según Efe Verde-, en Sevilla, Huelva, Jaén y Cádiz. En el caso gaditano, se trata de la provincia que ha registrado la media más alta con respecto al corcho de reproducción (13.623,3 toneladas de media, de 2006 a 2014). La venta de corcho (la corteza del alcornoque) es, de esta manera, tan importante, que incluso la Junta de Andalucía ha creado el Servicio del alcornocal y del corcho en Andalucía (SACA).
Este organismo desarrolla programas como el Plan de Calas (un servicio gratuito que asesora a propietarios de alcornocales, para que así conozcan la calidad de su corcho). Otras actividades en las que trabaja el SACA son: el establecimiento de rodales selectos (orientados a la mejora del monte), el desarrollo del sector, y la recopilación anual de datos en torno a la producción de corcho en la comunidad.
Fotografía: https://www.flickr.com/photos/josangel_ap/2147715470/sizes/l