“Gaditanísima Chiclana”. Así piropeaba a su ciudad natal el escritor, poeta y flamencólogo Fernando Quiñones (1930-1998), una de las figuras más excelsas de este rincón de la Bahía de Cádiz, famoso por los esteros de Sancti Petri, su pasado almadrabero y su condición -contrastada durante siglos- de amable anfitrión. Muchos visitantes insignes han dado cuenta de esto, como el hispanista francés Antoine de Latour (quien estudió con interés el territorio chiclanero en sus viajes sureños).
Chiclana de la Frontera posee un patrimonio natural cuyo símbolo son las Marismas de Sancti Petri, que se alzan como tesoros a ras del agua en plena bahía, Parque Natural de obligado paso para quienes hacen turismo en el sur. Los amantes de la naturaleza en general y de la ornitología en particular tienen una cita con un paraje que se caracteriza por su biodiversidad: en cuanto a fauna -aves, especialmente-, especies marinas y vegetación halófila.